Soñar despierto

Al comienzo siempre fuimos solamente tú y yo. 


El tiempo no decía nada, simplemente apresuraba su hora pues no le gusta ver a las personas pasarla bien, poca gente lo sabe, pero el tiempo es un desgraciado y por eso corría cuando nos divertíamos juntos.

El sol, en el equilibrio místico que permitió el florecimiento de la vida, no se paró a vernos, simplemente siguió con su travesía a través de la bóveda celeste.

El pasto, estirándose para abrazar el cielo, no se quejaba cuando nuestras sombras interrumpían su suministro energético, agradecía más bien el breve descanso que le dábamos al líquido de sus hojas.

La tierra, en cuyo cuerpo nos fundiremos un día al completar nuestro ciclo de vida, se mostró generosa cuando  regamos las semillas de los frutos que ella misma nos brindó.

La lluvia, cansada de caer en regiones despobladas, se alegró de ser recibida por unos rostros que miraban al cielo a pesar de las nubes grises que lo cubrían.

La brisa, en su cabalgata infinita por la superficie de la tierra, se acercó a jugar con las hojas y flores que descuidadamente caían al suelo.

El mundo, desde afuera, nos veía como seres intangibles, inexistentes  a su concepto de existencia; sin embargo, existíamos...y que bien que lo hacíamos no? 

Una risa juvenil rompió el silencio, el hechizo, el sueño

Al final, solamente fui yo