Visiones

¿Han visto cómo la vida se reduce!?

Como nos volvemos autómatas sin creencias, sin misterios, sin aventuras. Siguiendo el rebaño, uno, dos, tres, cuatro.

Tan loco!

Al final, diremos que tenían razón. Al final.

Cuando estaba estudiando en la Universidad Técnica Nacional, sobrevivía de una renta de setenta u ochenta mil colones mensuales. Mis responsabilidades eran  estudiar, salir adelante con la carrera. Mis hobbies eran jugar computadora, chatear, ver películas y series. Había poco estrés, no salía con muchas chicas pero lograba pasear donde Nalen, o salía a fumar con la Vampira.  

Hoy, siento que tengo una necesidad de al menos doscientos mil colones mensuales, mis responsabilidades son trabajar, cuidar de mí mismo. Mis hobbies son ver series, películas, chatear, tocar mis instrumentos. Hay una cantidad moderada de estrés. No salgo con ninguna chica. No voy a pasear. 

Han pasado 4 años aproximadamente desde mi tiempo escolar, siento que fue ayer y no me siento inspirado a alcanzar nada, mis ambiciones son pobres y pasajeras, lo que anhelo, lo olvido por un capricho momentáneo o bien fue en sí mismo un capricho momentáneo.

Quisiera poder ver muchos lugares bonitos en el mundo, ver cómo viven las personas y llenarme yo mismo de esperanza al ver cómo salen adelante. 

También quiero estar en mi casa tranquilo, tomando una taza de café mientras veo como atardece bajo la lluvia. Quiero un lugar al cual volver, cuando me canse de andar lejos y escuchar gente y sonidos extraños. 

Quiero rodearme de mis amigos y amigas y de la gente en quien confío y confía en mí. A quienes me tienen paciencia y me dedicaron de su tiempo para conocerme, los quiero donde mis palabras alcancen sus oídos sin esfuerzo, sin hostilidad, con un aire jocoso.

Este ambiente tóxico, maldito ambiente tóxico que ridiculiza las emociones, que arremete contra aquellos quienes son honestos con sus corazones. La trampa social ya está hecha, solamente hay que atraer comensales. 

Si sigo aquí por mucho tiempo, en que momento voy a salir?  Voy perdiendo cada vez más las ganas de cambiar mi situación conforme pasa el tiempo...estancado...

Ambiente! Ambiente! Ambiente!  

Estoy desarrollando mi expresividad y hablar de cómo me siento y sobre las cosas, debo leer más noticias para juzgar su contenido y desarrollar pensamiento crítico. Debo nutrir mis ideas malformadas.

Cambio! Cambio! Cambio!




A veces

A veces nos sentábamos  en uno de los poyos del parque, y hablábamos un poco de nuestras vidas sin importar el tema, como si tuviéramos cada uno un lago dentro y quisiéramos hacer de dos uno, ahuecando las manos y mezclandolos el uno al otro mediante la voz.
A veces jugábamos con el tiempo y el espacio, achicando las horas en minutos y los metros en centímetros para descubrir con una leve pena a ese Espíritu Santo que nos separaba
A veces descansamos nuestras cabezas en nuestros regazos, sin pensar en el futuro ni los espectros que este nos guarda ni siquiera en la aparente imposibilidad de nuestro anhelo
A veces nos fundimos en un beso apasionado, o dos, o tres, dejando de lado las inevitables preguntas y demonios que suelen acechar al nacimiento del amor prohibido
A veces nos evitamos, yo por aquí, ella por allá, en un afán de negarnos la dicha de compartir el uno con el otro, un flagelo necesario para no saturarnos de nosotros mismos.
A veces simplemente éramos nosotros mismos, imperfectos, incorregibles, trascendentales el uno para el otro, un pequeño mundo en un universo extraño.
A veces, cuando nos acosaba el desencanto, era necesario y bastaba un rato a solas, una cabeza en un hombro o un beso callado del cual nadie debía enterarse.


1:17

Sí, lo admito, aún pienso en usted.

Pienso en usted cuando un árbol calla, cuando un río suena y el aire aúlla.





Y me siento a escribir

(Las risas)
Helos aquí: Inmutables, inmóviles, disparejos, rotos, opacos, decaídos; balanceándose cadenciosamente en los espacios donde con esfuerzo logré alguna vez cosechar más de una sonrisa para la cena.
Aquel sitio donde cariñosamente tallaba maceteros con sueños que luego con orgullo colgaba sobre mi cabeza, bien cerca de la ventana para que pudieran beber de la luna.
Cuando la temporada era buena y el clima favorecía las cosechas en el hogar abundaban las risas: risas grandes, risas pequeñas, estaban las risas agudas y cortas, aquellas más graves y extensas, las había también entrecortadas, disimuladas, socarronas, burlistas, simpáticas e incluso vengativas; en fin, eran tantas la risas que siempre tuve que tener el cuidado de enfrascar las mejores, seleccionándolas por su melodía, apariencia y uso específico; de este modo poseía risas para todo el año, e incluso para regalar a mis amigos y familia.
Pero los maceteros se han deteriorado con el tiempo y las tormentas que acechan en su misterio insondable, se acabaron los sueños para hacer más y hoy difícilmente me doy a la tarea de sacar risas de mi conserva si no es para un evento especialmente alegre, o bien la despedida cada vez más silenciosa y triste de uno de mis amigos, donde la risa es justa y necesaria.
Por eso clamo: "Helos aquí", y la casa se hace cada vez más grande, y la casa se hace cada vez más silenciosa.

(Los dolores)
Vienen y van.
¿Qué más da el tiempo que se tarden?
Sólo sé que vienen y a veces se van, y con eso siento que basta.
¿Que si me duele?
Duele. Sí, pero hay dolor y hay dolor
¿Que si me alegra?
Alegra. Sí, pero hay alegría y hay alegría
Si mirando la oscuridad de la noche con energía
a veces la vista nos engaña con brillos inesperados,
¿No cabe pensar que confundamos en ocasiones la luz y la oscuridad?
¿No cabe pensar que confundamos en ocasiones la oscuridad y la luz?
¿Es que ambas no comparten el espacio en todo momento?
Somos habitantes del eterno claroscuro.



(Los recuerdos)
Iba marchando a través del río sin inicio y sin final de los recuerdos, aquel río que alguna vez juré explorar con mi padre a quien le apacía desde sus orillas probar suerte con la pesca. Era un río frío y cargado de recuerdos de formas casi indescriptibles, donde palabras como garabato, arabesco y morraco no podían ser utilizadas con justicia.

Divagaba en mi andar y de cuando en vez alguna que otra alga de la memoria se enredaba en mis piernas, con dificultad la extraía del riachuelo y con delicadeza buscaba examinarla, pero su cifrada oscuridad siempre se escapaba viscosa entre mis dedos.