Corazón Felino

Como un gato a veces se iba por ratos sin decir nada, pero la seguridad de su regreso me hizo acostumbrarme a no cerrarle las puertas, pues supe que detestaba maullar para pedirme la entrada al hogar

Cuando olvidaba alimentarle me lo hacía saber con esa voz que reservaba para estos y otros lapsos de estupidez que me achacaban últimamente

A veces de la nada llegaba y me complacía con una caricia, un beso, una mirada, juro que un día hasta le vi un dejo de cariño en una mirada de desdén que me dió al salir por la puerta. Claro, yo no sabía interpretar como amor todos esos pequeños gestos

En una serie de tardes dichosas recuerdo acariciarle hasta el agobio, adormilado e hipnotizado por el rumor sedante de su ronroneo y la seda suave de sus cabellos

Sus ojos eran algo curioso, a veces azules, otras veces verdes y en ocasiones incluso negros. Esto era cuando se llenaba de dicha y quería observarlo todo a su alrededor sin perder detalle. Caigo en la cuenta que al ver sus ojos midriáticos sentía una especie de culpa escondida, sin sentirme merecedor de tal espectáculo, aunque también creo que empezaba a creer en sus juegos

Recuerdo una vez que se me quedó mirando durante horas, pensé que tenía algo que deseaba, pero al parecer era otro de sus juegos. Siento que siempre ve más de lo que me quiere decir.

Los días de lluvia eran especiales, pasaba en la casa todo el día tumbado cerca de la ventana con su cabeza en mi regazo mientras mi mano buscaba los puntos donde sabía que agradecería calladamente una caricia, mis ojos buscaban su figura para plasmarla en mi memoria. Entonces me sentía en paz

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